Freddie Mercury frente al canto de la resistencia

Un 14 de octubre de 1991, Queen lanzó The Show Must Go On, una canción que se convertiría en un himno de coraje y despedida. Apenas seis semanas después, Freddie Mercury falleció. El tema, incluido en su álbum Innuendo, fue compuesto principalmente por Brian May como tributo a la fuerza de su compañero en sus últimos días.

Freddie Mercury frente al ocaso: entre la vida y el escenario

Se dice que al presentar la demo, May dudó de que Freddie, tan debilitado por su estado de salud, pudiera ejecutar las exigentes notas vocales. Al escucharlo, Mercury bebió un sorbo de vodka, afirmó con firmeza “I’ll fucking do it, darling” y grabó la interpretación con una energía sobrehumana.

Aunque su cuerpo estaba en franco deterioro por complicaciones relacionadas con el VIH/SIDA, Freddie logró entregar una línea vocal que muchos consideran una de sus actuaciones más intensas y emocionales. Algunos testimonios señalan que fue realizada en una sola toma.

La letra encierra metáforas de lucha, resignación y espectáculo: “My make-up may be flaking, but my smile still stays on” (“Mi maquillaje puede estar desprendiéndose, pero mi sonrisa permanece”). Esa imagen evoca el deseo de seguir adelante frente al final.

El tema nunca fue interpretado en vivo por Queen durante la vida de Freddie, ya que la banda no realizó giras después de su deterioro físico. Tras su muerte, el tema revivió en listas y fue interpretado en el homenaje de Wembley en 1992, con Elton John como vocalista principal.

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The Show Must Go On no solo marcó el cierre creativo de Mercury, sino también estableció un símbolo permanente: el espectáculo debe continuar, aun frente al final. Hoy, a 34 años de su lanzamiento, sigue emotivando a generaciones que no vivieron su génesis, pero sienten su fuerza como estandarte del valor y la pasión.