Robin Williams, un genio de la comedia cinematográfica, un verdadero actor multifacético que nos dejó grandísimas interpretaciones con sus personajes tanto en la comedia como en el drama, que hasta el día de hoy seguimos recordando con mucho cariño.
Robin Williams tomaba algunas clases de actuación, hasta que John Houseman lo descubrió y lo impulsó a entrar al Stand Up y dejar las clases.
Robin Williams tuvo una gran amistad por mucho tiempo con Christopher Reeve, su compañero de cuarto cuando ambos estudiaban de actuación en Julliard.
La serie británica ‘Monty Python’s Flying Circus’ fue la inspiración para que Williams se interesara en la comedia cinematográfica.
Era un apasionado de los videojuegos, de hecho su hija se llama Zelda en honor al videojuego ‘The Legend of Zelda’.
Era un gran fanático del rugby y, especialmente, del jugador Jonah Lomu. Incluso era un ávido ciclista en sus ratos libres. “Me encanta montar bicicleta. Es meditación móvil”.
Incursionó en el doblaje, ya que hizo las voces tanto del genio como del vendedor de la película animada “Aladdin” en la versión en inglés. Muchos de los diálogos de la película fueron improvisados por Williams.
La revista Empire Magazine, en su edición de 1977, publicó una lista con los 100 mejores actores de la historia entre los cuales, Robin aparecía en esa lista. (Obvio)
Tristemente sufrió de adicción a las drogas y el alcohol. Fue diagnosticado con el padecimiento: Maníaco Depresivo y con Parkinson; dichas adicciones y la enfermedad lo llevaron al suicidio el 11/08/14.
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