Michael Jackson y Bubbles: del rancho Neverland al retiro en Florida

Durante la cúspide de su carrera, Michael Jackson sorprendió al mundo al compartir escenario y vida cotidiana con un compañero poco común: Bubbles, un chimpancé que se convirtió en ícono cultural tanto como el propio artista. Hoy, a sus 42 años, el primate lleva una existencia muy distinta, lejos de los flashes y la música, en un santuario de Florida que lo acoge desde hace casi dos décadas.

Michael Jackson aseguró el futuro de Bubbles con un santuario especializado

Bubbles nació a finales de los años setenta en un laboratorio y fue adoptado por Jackson en los primeros años de la década de los ochenta. Su presencia en Neverland se volvió parte del mito del “Rey del Pop”: dormía en una cuna propia, vestía ropa similar a la del cantante y lo acompañaba en giras internacionales, entrevistas y alfombras rojas. La imagen del chimpancé reforzó el aura excéntrica que rodeaba al artista.

Sin embargo, la convivencia cambió con el tiempo. Cuando Bubbles alcanzó la madurez, su fuerza física lo volvió difícil de manejar en un entorno doméstico. En 1993 fue trasladado a un centro especializado en Port St. Lucie, donde comenzó un proceso de adaptación a la vida en grupo con otros chimpancés. Desde 2005 reside en el Centro de Grandes Simios de Florida, un espacio diseñado para garantizarle bienestar y seguridad.

Allí, Bubbles encontró estabilidad: disfruta del sol, trepa, explora, juega con otros chimpancés y dedica tiempo a una de sus actividades favoritas: la pintura. Sus cuidadores afirman que no entrega un lienzo hasta estar satisfecho con el resultado, lo que ha convertido sus obras en pequeñas piezas de colección que a veces se subastan para apoyar el santuario.

El legado de Michael Jackson sigue presente en su vida. El patrimonio del artista cubre alrededor de 130.000 dólares al año para alimentación, atención veterinaria y personal especializado. Este respaldo financiero asegura que el chimpancé disfrute de cuidados óptimos en una etapa avanzada de su especie, convirtiéndose en un ejemplo de responsabilidad a largo plazo con animales exóticos.

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La historia de Bubbles refleja el contraste entre el espectáculo y la realidad: pasó de ser una figura mediática a un residente tranquilo en un santuario. Mientras Jackson ya no está, su previsión permitió que su inseparable compañero viva una vejez digna, lejos de las cámaras pero rodeado de la atención y el respeto que merece.

En resumen:

• Bubbles fue adoptado por Michael en los 80.
• Vivió en Neverland y giró junto al cantante.
• Tras madurar, fue trasladado a un santuario.
• Hoy tiene 42 años y pinta como pasatiempo.
• El patrimonio de Jackson financia su cuidado.
• Su historia refleja fama y responsabilidad.