El 03 de marzo de 1999, Stanley Kubrick falleció, un apasionado del carrete que llegaría a ser uno de los directores de cine más importantes del siglo XX gracias a títulos como “2001: una odisea del espacio”, “La naranja mecánica”, “El resplandor”, entre otras.
El genio perfeccionista: “Stanley Kubrick”…
1.- Escena grabada alrededor de 127 veces
En “El Resplandor”, el llanto del personaje “Wendy” en esa escena del bate de béisbol es totalmente real y Duvall acabó incluso perdiendo partes de cabello por el estrés de no lograrlo. Fue en varias ocasiones a lo largo de esa película en la que repitió la misma escena. La cual tiene cifras de repetición en 127 veces.

2.- Si no me gusta, ¡Se elimina!
Murray Melvin fue el “reverendo Samuel Runt” en “Barry Lyndon”, y en una entrevista, recordó una increíble anécdota que ocurrió mientras Kubrick filmó la cinta:“Una escena con miles de velas tomó una semana entera para poder realizarla. Cuando ya estaba hecha fue eliminada del metraje. El asistente del director me dijo que Stanley la miró y no le gustó cómo había quedado. Ahí fue cuando me enamoré de él. Pensé y dije: ‘¡Eso es poder!'”.

3.- ¡Qué nadie le hable!
Kubrick le quitó frases del guión y prohibió a toda la producción que le hablase o incluso una amistad… Simplemente, la torturaba psicológicamente y todo para que lograra llegar a la esencia de su personaje: Temerosa e Insegura. ¡Cosa que logró!

4.- 400 días de filmación
“Ojos bien cerrados” fue el último trabajo de Stanley Kubrick que como muchos otros también está en Guinness. Su conocida obsesión para que saliera todo a la perfección y sin errores, la película protagonizada por Tom Cruise y Nicole Kidman se filmó en 400 días, convirtiéndose en el rodaje más largo de la historia.

5.- Ni un movimiento sin su permiso
En “Casta de malditos”, el director de fotografía Lucien Ballard sufrió bastante según recordó el productor asociado de la película, Alexander Singer, en una entrevista. Y todo porque el cineasta quería un tipo de plano y solo ese, por lo que cuando el director de fotografía le movió una cámara, le dijo:
“Lucien, o mueves esa cámara y la pones donde tiene que estar o te vas del set y no vuelves nunca más'”.
