David Bowie y la icónica imagen de Aladdin Sane
El legado de David Bowie vuelve a ocupar titulares. La icónica fotografía tomada por Brian Duffy para la portada de Aladdin Sane será subastada el próximo 22 de octubre por la casa Bonhams en Londres. Con un precio inicial de 300,000 euros (aprox. 350,000 dólares), la obra podría superar el récord que actualmente ostenta la portada del disco debut de Led Zeppelin, vendida en 320,000 dólares.
El Centro David Bowie abre con más de 90 mil objetos

La imagen, que muestra a Bowie con el famoso rayo rojo y azul pintado en el rostro, es considerada una de las más influyentes en la historia del rock. Además de esta pieza, se subastarán artículos relacionados con la sesión, como el taburete usado por el cantante, la cámara Hasselblad 500C de Duffy y una fotografía de cuerpo completo del artista.
Desde Bonhams, Claire Tole-Moir destacó la relevancia cultural de la foto: “Solo obras como la de George Hardie para el álbum debut de Led Zeppelin o Captain Fantastic de Elton John han alcanzado un valor tan simbólico”. Esto coloca a Bowie en un nivel similar al de los grandes íconos gráficos de la música.

A la par de esta subasta, Londres celebra la reciente inauguración del Centro David Bowie en Stratford, que abrió a mediados de septiembre. Con más de 90,000 objetos del archivo personal del músico, el espacio se convierte en un punto de referencia para los fans y estudiosos de su carrera.
Entre los tesoros más destacados se exhiben el conjunto bordado de Kansai Yamamoto usado en la gira de Ziggy Stardust y la guitarra acústica Harptone de 12 cuerdas que Bowie tocó en el videoclip de Space Oddity. También hay notas personales, dibujos, manuscritos e incluso la llave del departamento que compartió con Iggy Pop en Berlín durante los años 70.
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Lejos de un museo tradicional, el centro funciona como una biblioteca viva, donde los visitantes pueden reservar piezas para observarlas de cerca en una sala de estudio. Además, la muestra permanente sobre la influencia de Bowie en la moda fue inaugurada con una curaduría especial a cargo de Nile Rodgers, productor de Let’s Dance (1983). Este proyecto, fruto del legado de Bowie al Victoria & Albert Museum, confirma que la estrella seguirá siendo un enigma cultural eterno.