Pet Shop Boys: la rabia oculta detrás del synthpop

El 4 de julio de 1987, Pet Shop Boys hizo historia al llegar al número uno del Reino Unido con “It’s a Sin”, una canción que, lejos de ser solo un éxito pop, fue una crítica feroz y elegante contra el adoctrinamiento religioso. Escrita por Neil Tennant en solo 15 minutos, la canción fue una catarsis personal inspirada por su paso por una estricta escuela católica. Con versos como “Me enseñaron a ser puro… no tuvieron mucho éxito”, el tema canalizó una mezcla de ironía, dolor y liberación emocional.

El legado de Pet Shop Boys y su himno más provocador

El legado de Pet Shop Boys y su himno más provocador

Aunque Tennant pensó inicialmente que sería “una broma de campamento”, It’s a Sin se transformó en uno de los sencillos más importantes del dúo británico, resonando en todo el mundo. En su lanzamiento como adelanto del álbum Actually, el tema se posicionó rápidamente en los primeros lugares de Europa y América, llegando al top 10 del Billboard estadounidense. Más allá de las listas, se convirtió en un grito generacional: bailable, pero cargado de crítica.

La producción de It’s a Sin fue tan teatral como su mensaje: sintetizadores como el Fairlight CMI y el Emulator II, efectos sonoros como truenos, campanas y hasta una cuenta regresiva de la NASA, junto con fragmentos del Confiteor grabados en la Catedral de Westminster, definieron un estilo que hoy es sinónimo del synthpop más dramático. El videoclip, dirigido por Derek Jarman, sumó una dimensión visual con referencias a la inquisición, los siete pecados capitales y figuras religiosas.

Pero el éxito no estuvo exento de polémica. El DJ británico Jonathan King acusó a Pet Shop Boys de plagiar Wild World de Cat Stevens. La banda no solo ganó el juicio, sino que donó la compensación a causas benéficas. Lejos de apagarse, It’s a Sin se ha mantenido como una pieza fundamental en todos sus conciertos desde 1987, al igual que West End Girls.

En 2004, Pet Shop Boys reversionó la canción en un evento benéfico, demostrando que su mensaje seguía vigente. Décadas después, It’s a Sin fue revalorizada tras aparecer en la serie homónima de 2021, reforzando su peso cultural y su significado como himno LGBTQ+. En cada interpretación, la canción no solo celebra la música electrónica, sino también la libertad de pensamiento y la disidencia frente al poder.

No te pierdas: Robert Plant regresa a la música con Paul Weller

It’s a Sin no solo consolidó a Pet Shop Boys como líderes del synthpop global, también redefinió el potencial político del pop. En una época donde lo bailable evitaba lo controversial, Tennant y Chris Lowe entregaron una obra audaz que cuestionaba las estructuras sin dejar de ser un hit radiable. Su impacto traspasó generaciones, idiomas y geografías, convirtiéndose en una de las canciones más influyentes de los años 80.

Hoy, a 38 años de su lanzamiento, It’s a Sin sigue sonando actual. Es más que un clásico: es un testimonio de cómo el arte puede incomodar, cuestionar y emocionar al mismo tiempo. En medio de la nostalgia por los sonidos ochenteros, Pet Shop Boys demuestran que su legado está más vivo que nunca, y que, a veces, bailar también es una forma de resistir.

En resumen:

  • It’s a Sin cumple 38 años
  • Llegó al #1 en Reino Unido en 1987
  • Crítica religiosa desde el synthpop
  • Fue acusada de plagio y ganó
  • Parte central en todos sus conciertos
  • Su mensaje sigue vigente hoy

Lo más nuevo

También puede interesarte

Suscríbete

Comunidad VIP

Sigue las notas y entérate de las novedades más importantes del momento