Roger Waters y su devoción por Bob Dylan, Neil Young y John Prine
Roger Waters, el cerebro conceptual de Pink Floyd y uno de los músicos más influyentes del rock progresivo, no es conocido precisamente por lanzar halagos sin motivo. Su mirada crítica hacia la industria musical contemporánea ha sido constante, y por eso no sorprende que, cuando se le pregunta a quién escucha realmente, su respuesta sea clara, sobria y profundamente significativa: Bob Dylan, Neil Young y John Prine.
Roger Waters descarta el pop moderno y defiende la integridad artística

“Cuando alguno de ellos saca un nuevo disco, lo escucho sin falta”, aseguró Waters. Su conexión con estos artistas va más allá del gusto personal; se trata de una afinidad espiritual con su visión del arte. “No escucho mucho pop moderno. No digo que no tenga valor, simplemente no es lo que me mueve”, confesó en una entrevista pasada con Television New Zealand. Para Waters, la música es una herramienta para la introspección, la denuncia y la verdad emocional.
Bob Dylan y Neil Young no necesitan introducción: dos poetas con guitarra que han sostenido sus convicciones artísticas frente a cualquier moda o presión comercial. Pero la inclusión de John Prine —un cantautor menos masivo, pero venerado entre colegas— demuestra el respeto que Waters tiene por las voces auténticas. “Nunca me defraudan”, dijo sobre ellos. En tiempos donde lo efímero parece dominar la industria, el bajista de Pink Floyd continúa buscando profundidad.

Waters, que lideró obras como The Wall y Animals, siempre ha estado en sintonía con el contenido lírico y político de la música. Es por eso que la honestidad cruda de Dylan, la rebeldía coherente de Young y la ternura irónica de Prine encajan perfectamente en su mapa sonoro personal. Para él, estos tres músicos representan una forma de resistencia artística: componer desde la verdad, sin importar el mercado.
Esta declaración de admiración no solo revela las influencias actuales de Waters, sino también lanza una crítica velada al panorama pop que él considera superficial. Y sin necesidad de polémicas ni ataques directos, reafirma su identidad como un artista que, incluso en el silencio, elige escuchar solo a quienes resuenan con su alma. El arte, para él, sigue siendo una batalla por lo genuino.
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Roger Waters no escucha lo que está de moda. Escucha lo que tiene propósito. Y aunque no lanza discos tan frecuentemente como antes, sus elecciones musicales nos siguen dando pistas sobre su brújula ética y estética. Dylan, Young y Prine no solo están en su playlist… están en su corazón.
En resumen:
- Roger Waters elige a tres músicos fieles
- Dylan, Young y Prine: sus imprescindibles
- Rechaza el pop moderno por superficial
- Busca letras con verdad y profundidad
- Admite que los escucha con cada estreno
- Define su gusto como un acto de integridad