Te explicamos qué tan cierto es la famosa frase: ¿Somos lo que comemos?

 

1.- ¿Cómo lo percibe tu organismo?

Tienes enfrente un helado y alguien te ha advertido antes de que tiene un muchísimas calorías. Aunque suene a “Cliché”, esa información llegó a tu cerebro y modificará la manera en que tu cuerpo lo procesa. Cuando hayas terminado la última cucharada de chocolate, te sentirás más saciado que si alguien te hubiera dicho que es un helado “light”.    

2.- Alimentación como medicina, ¿Verdad o mentira?

El objetivo final de todo el proceso de alimentación es que las células tengan la materia prima para alimentarse y reconstruir sus partes dañadas. Cualquier obstrucción por no alimentarnos de forma correcta privará de energía o materiales básicos a las células. Si esto ocurre, mueren o no se reproducen de la manera correcta, con lo que se deterioran los tejidos a los que pertenecen y pueden provocar alguna enfermedad. Así que dependerá de esos alimentos nuestra salud, estado de ánimo, buen aspecto, etc.    

3.- Comer a nuestra hora.

Las personas que establecen sus hábitos alimenticios a lo largo de 12 horas, descansando las otras 12, tienen mejor salud cardiovascular.  Igualmente llevar unos horarios fijos en nuestra alimentación nos ayuda a hacer mejor las digestiones, a obtener mejor los nutrientes. Establecer pautas alimenticias a lo largo de 12 horas combaten mejor el envejecimiento.    

4.- ¿Comer bien es sinónimo de vivir más años?

Cuidando la alimentación podemos evitar muchas enfermedades y, en el caso de sufrirlas, tendremos más posibilidades de combatirlas. Ahora bien, nadie se atreva a afirmar que con ello se pueda asegurar al cien por cien una vida larga, sana y feliz. Es obvio. Entre otras cosas, porque existen más factores que pueden influir en que una enfermedad se desencadene. Existe el factor emocional, ambiental, estilo de vida y, sobre todo, el genético.  

Al final, es obvia la estrecha relación de una alimentación sana y gozar de una buena salud.

 

Un punto importante es:

Las personas dependemos habitualmente de un trabajo o de un determinado tipo de responsabilidades que nos marcan los horarios en los que comer, dormir o los que dedicar al ocio. Es decir “no depende de nosotros”. Así que procura comer lo mejor que esté en tus posibilidades… ¡Buen Provecho!

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