Cuando vamos a una reunión de trabajo, a una entrevista o simplemente hemos quedado para ir a cenar, siempre mostramos nuestro mejor lado e intentamos ir impecables a esa cita, eligiendo nuestro traje más moderno o nuevo y siempre cuidando el peinado o los complementos que llevamos, un punto al que debemos poner atención es a nuestros zapatos…
Dependiendo del material, deberás limpiarlo de una forma u otra. Usar un remedio inadecuado puede provocar el estropeo de tus zapatos.
El bicarbonato es una sustancia casi mágica, ecológica y barata con más de 50 usos diferentes. Un par de cucharadas espolvoreadas por el interior de la zapatilla absorberán los malos olores y la refrescaran.
El calzado nuevo hay que utilizarlos poco a poco, mejor un par de horas por casa antes de salir todo el día con ellos, para que vayan cogiendo la forma del pie.
Si son de gamuza conviene utilizar cremas para limpiar manchas para este tipo específico de zapatos utilizando siempre un trapo seco o ligeramente humedecido.
Para el cambio de temporada: nunca guardes las botas o las sandalias sin limpiarlas primero y aseguráte que estén completamente secas. De otra manera, te estás arriesgando a encontrarlas mohosas, agrietadas y posiblemente arruinadas, para el año entrante.
Esos que brillan por excelencia y quedan genial con los trajes, por eso debes limpiarlos casi a diario con un paño y agua con vinagre, después secarlos bien.
Llena de agua dos bolsa zip y acomodalas en la punta de tu zapato, después introduce en el congelador. Conforme el agua se congele expandirá su tamaño y ensanchará las paredes de tu calzado.
Al vendar con esparadrapo nuestra segunda y tercera falange, disminuimos la presión que un zapato de tacón ejerce sobre nuestros dedos, evitando así sufrir calambres.
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