La noche del viernes 22 de noviembre de 1991, Freddie Mercury redactó una carta junto a Jim Beach dirigida al mundo entero con el propósito de anunciar unas horas antes de su muerte que tenía SIDA.
La estrella de Queen, visibilizaba al mundo entero una enfermedad con la que estaba conviviendo varios años y que azotó duramente los años 80 y 90.
En ese preciso momento, esta información sobre Mercury la tenían muy pocas personas del círculo más cercano del artista. Su pareja, Jim Hutton; su ex novia y amiga de siempre, Mary Austin y Jim Beach, mánager de Queen. El resto de los miembros de la banda lo supieron cuando ya mostró los primeros síntomas, el cantante les pidió que lo mantuvieran en secreto.
“Como consecuencia de las grandes conjeturas aparecidas en la prensa en las dos últimas semanas, es mi deseo confirmar que me he hecho las pruebas de VIH y tengo sida. Creo que ha sido conveniente el mantener esta información en secreto para proteger la intimidad de los que me rodean”, así es como comenzó el último comunicado del gran Freddie Mercury que nos dejaba apenas unas horas más tarde.
“Ha llegado el momento de que mis amigos y mis fans en todo el mundo conozcan la verdad, y deseo que todos se unan a mí, a mis médicos y a todos los que padecen esta terrible enfermedad para luchar contra ella. Mi privacidad siempre ha sido especial para mí y soy famoso por casi no dar entrevistas. Por favor entiendan que esa política continuará”.
El adiós de uno de los más grandes
La noche del anuncio oficial, sus amigos íntimos: Elton John y Dave Clark, acudieron a visitarlo aunque solo aguantaba con vida ayudado por la morfina.
Unas horas más tarde, el 24 de noviembre de 1991, una de las figuras más grandes y emblemáticas del mundo de la música nos dejaba. El mito murió a los 45 años a causa de una bronconeumonía que se complicó por el VIH, acompañado de su pareja, Jim Hutton.